Lo que es personal es político

Una mujer protesta con un brassiere afuera del concurso Miss America en Atlantic City el 7 de septiembre de 1968 (AP)

Introducción
Enero de 2006

El ensayo, «Lo personal es político», se publicó originalmente en Notas del segundo año: Liberación de la mujer en 1970 y se reimprimió ampliamente y se transmitió dentro del Movimiento y fuera de él en los años posteriores. No sabía cuánto había logrado hasta que hice una búsqueda en Google y encontré que se estaba discutiendo en muchos idiomas.

Quisiera aclarar, para que quede constancia, de que no le di al artículo el título «Lo personal es político». Hasta donde sé, eso lo hicieron las editoras de las Notas del Segundo Año, Shulie Firestone y Anne Koedt después de que Kathie Sarachild señalara que podía ser un ensayo que fuera impreso en esa primera colección. También, que «político» se usó aquí en el sentido amplio de la palabra relacionándolo con las relaciones de poder, no en el sentido estricto de la política electoral.

El ensayo comenzó en realidad como un memorándum que escribí en febrero de 1969 mientras estaba en Gainesville, Florida. Se envió al grupo de mujeres del Fondo de Educación de la Conferencia del Sur (SCEF, por sus siglas en inglés) un grupo para el cual yo era organizadora de manutención y en donde realizaba un trabajo exploratorio para establecer un proyecto de liberación de mujeres en el sur de EEUUA. La nota se tituló originalmente, «Algunos pensamientos en respuesta a los pensamientos de Dottie sobre el Movimiento de Liberación de las Mujeres», y se escribió en respuesta a una nota de otra miembro del personal, Dottie Zellner, quien sostuvo que el aumento de conciencia era solo terapia y cuestionó si el nuevo Movimiento Independiente de la Liberación de las Mujeres era realmente «político».

Esta no era una reacción inusual a las ideas feministas radicales de principios de 1969. Los grupos de MLM habían estado surgiendo en todo el país y en el mundo. Los movimientos radicales de los Derechos Civiles, Contra la Guerra de Vietnam y los grupos de la Vieja y la Nueva Izquierda de los cuales surgimos muchas de nosotras estaban liderados y dominados por hombres y, en general, les ponía muy nerviosos la liberación de las mujeres, pero especialmente les preocupaba el espectro del creciente movimiento independiente de liberación de las mujeres, del cual fui una firme defensora. Al llegar a la ciudad de Nueva York después de diez meses en el Movimiento por los Derechos Civiles de Mississippi, encontré que SCEF era uno de los grupos más maduros y progresistas que existían. Tenía un buen historial de trabajo por la justicia racial, económica y política desde los días del New Deal, y me uní a su personal en 1966 como gerente de la oficina de Nueva York. SCEF permitió que las Mujeres radicales de Nueva York se reunieran en sus instalaciones en Nueva York, donde trabajé, y en donde, atendiendo a mi solicitud, acordé explorar la creación de un proyecto de liberación de mujeres en el Sur. Sin embargo, muchos miembros del personal de SCEF, tanto hombres como mujeres, terminaron abonando a la crítica de que las mujeres se reunían en grupos de aumento de conciencia para discutir su propia opresión como una suerte de egolatría y de»terapia personal» y, ciertamente, «no política». ”

A veces, ellos y ellas podían admitir que las mujeres estaban oprimidas (pero solo por «el sistema») y decían que debíamos tener el mismo salario por el mismo trabajo y algunos otros «derechos». Pero nos menospreciaron sin fin por tratar de lograr que nuestros llamados «problemas personales» entrasen en la arena pública, especialmente «todos esos problemas corporales» como el sexo, la apariencia y el aborto. Nuestras demandas de que los hombres compartieran el trabajo doméstico y el cuidado de los niños también se consideraron un problema personal entre una mujer y un hombre (un problema de pareja). La oposición afirmó que si las mujeres simplemente «se defendían» y se responsabilizaban más de sus propias vidas, no tendrían que tener un movimiento independiente para la liberación de la mujer. Aquello de lo que la iniciativa personal no resolviera, dijeron, «la revolución» se ocuparía si simplemente nos callábamos y hacíamos nuestra parte. No permitiera el cielo que señaláramos que los hombres se benefician de oprimir a las mujeres.

Reconocer la necesidad de luchar contra la supremacía masculina como un movimiento en lugar de culpar a la mujer de forma individual por su opresión fue donde surgió la Ruta a Favor de la Mujer (Line Pro-Woman). Ésta idea desafió a la vieja línea anti-mujer que usaba explicaciones espirituales, psicológicas, metafísicas y pseudohistóricas para explicar la opresión de las mujeres con un análisis real y materialista de por qué las mujeres hacemos lo que hacemos (por materialista, quiero decir en el sentido del materialismo marxista (basado en la realidad), y no en el sentido del «deseo de bienes de consumo»). Asumir la postura de que «las mujeres no están jodidas, el sistema las jode»1 quitó el enfoque de la lucha individual y lo puso en la lucha de grupo o de clase, exponiendo la necesidad de un MLM independiente para lidiar con la supremacía masculina.

La Ruta A Favor de la Mujer también ayudó a desafiar la «teoría del rol sexual» de la opresión de las mujeres que decía que las mujeres actuamos como lo hacemos porque «la sociedad nos enseñó» (todas sabemos de cosas que nos enseñaron a pensar o a hacer que rechazamos una vez que las fuerzas que nos hacían pensarlas o hacerlas son removidas). Fue el aumento de conciencia lo que llevó a la aparición de la Ruta A Favor de la Mujer con su explicación científica basada en un análisis de nuestras propias experiencias y un examen de “quién se beneficia” de la opresión de las mujeres. Comprender que nuestras situaciones opresivas no fueron culpa nuestra y que no estaban, en el lenguaje de la época, «en nuestra imaginación», nos dio mucho más coraje, así como un fundamento más sólido y real sobre el cual luchar por nuestra emancipación.

El ensayo «Lo personal es político» y la teoría que contiene, fue mi respuesta en el fragor de la batalla a los ataques que recibimos del SCEF y del resto del movimiento radical. Creo que es importante darse cuenta de que el texto salió de la lucha, no solo de mi lucha en SCEF, sino de la lucha del Movimiento Independiente de Liberación de las Mujeres contra aquellos que intentaban detenerlo o empujarlo hacia direcciones que encontraban menos amenazadoras.

También es importante darse cuenta de que la teoría que contiene el ensayo no surgió únicamente de mi cerebro de forma individual. Surgió de un movimiento (el Movimiento de Liberación de Mujeres) y un grupo específico dentro de ese movimiento (Mujeres Radicales de Nueva York) y un grupo específico de mujeres dentro de Mujeres Radicales de Nueva York, a veces referido como la facción Ruta A Favor de la Mujer.

Por supuesto, hubo mujeres en Mujeres Radicales de Nueva York y en el movimiento feminista más amplio que argumentó desde el principio en contra del aumento de conciencia y afirmó que las mujeres eran lavadas de cerebro y cómplices de su propia opresión, un argumento arraigado en lo sociológico y psicológico más que en lo político. Ellas, también, ayudaron en la formulación de la teoría de la Ruta Pro Mujer. Al argumentar con la “sabiduría estándar” de entonces en contra de nosotras, nos obligaron a aclarar, perfeccionar, desarrollar, refinar y articular la nueva teoría para que se pudiera difundir más ampliamente. Después de las reuniones de Mujeres Radicales de Nueva York, la facción Ruta A Favor de la Mujer por lo general terminaría en Miteras, un restaurante cercano que servía una fantástica tarta de manzana a la mode. Allí discutiríamos cómo había ido la reunión y las ideas de las que se había hablado hasta las dos o las tres de la mañana, tanto coincidiendo y como desafiándonos en un debate maravilloso y animado entre nosotras.

En septiembre de 1968, seis meses antes de que se escribiera «Lo personal es político», la protesta de Miss América dio cuenta de por qué la teoría de la Ruta A Favor de la Mujer que estábamos desarrollando era tan importante a la hora de actuar fuera del grupo. En otro artículo titulado «Una crítica a la protesta de Miss América», escribí sobre cómo la facción de las manifestantes que estaba contra las mujeres restó importancia a nuestro mensaje de que TODAS las mujeres están oprimidas por los estándares de belleza, incluso las participantes. Letreros que decían «Contra la Pared, Miss America» y «Miss America es una Gran Falsa» hizo que las concursantes se hicieran nuestras enemigas en vez de los hombres que son quienes imponen falsas normas de belleza a las mujeres.

El conflicto político o el debate es la clave de una buena teoría política. Una teoría es solo un montón de palabras, a veces interesantes para reflexionar, pero son sólo palabras, no obstante, sólo hasta que se pone a prueba en la vida real. Muchas teorías han dado sorpresas, tanto positivas como negativas, cuando se ha intentado ponerles en práctica.

El conflicto político o el debate es la clave de una buena teoría política. Una teoría es solo un montón de palabras, a veces interesantes para reflexionar, Sin embargo, son sólo palabras hasta que se ponen a prueba en la vida real. Muchas teorías han dado sorpresas, tanto positivas como negativas, cuando se ha intentado ponerles en práctica.

Mientras intentaba pensar en cómo cambiaría el ensayo «Lo personal es político» si pudiera reescribirlo con una visión retrospectiva al día de hoy, me sorprendió lo bien que pasó la prueba del tiempo y la experiencia. Hay algunas cosas sobre las que me gustaría elaborar, como mi definición simplista de clase, y hay algunas declaraciones en el ensayo que necesitan un mayor desarrollo. Quizás los dos que más me molestan son: «Las mujeres son inteligentes para no luchar solas» y «No es peor estar en el hogar que en la lucha incesante por sobrevivir en el mundo laboral».

La primera afirmación no significa que las mujeres sean inteligentes para no luchar en lo absoluto, como algunas han interpretado a la Ruta En Favor de la Mujer. Las mujeres son inteligentes para, a veces, no luchar solas cuando no podrán ganar y las consecuencias serán peores que la opresión. Sin embargo, las luchas individuales a veces nos dan algunas cosas, y cuando el MLM está en marea baja o es invisible, puede ser lo mejor que se pueda lograr. Necesitamos estar siempre empujando porque las cosas sucedan. Incluso cuando el MLM esté en marea alta, porque nuestra opresión a menudo sucede en circunstancias aisladas como en nuestros hogares, y es allí donde todavía se requieren acciones individuales para poner en práctica aquello por lo que lucha el Movimiento. Pero la lucha individual siempre es limitada; se necesita un Movimiento en constante marcha y mas fuerte que cualquiera que hayamos visto hasta ahora para poner fin a la supremacía masculina.

En cuanto al segundo punto, estoy de acuerdo con Susan B. Anthony en que para ser libre una mujer debe tener «una cartera propia». Las mujeres no pueden ser independientes si no participan públicamente en la fuerza laboral. Eso también significa unirse en una lucha por el cuidado público de los niños y por una reestructuración del lugar de trabajo con la igualdad de las mujeres en mente, en tanto que hay que insistir en que los hombres compartan las tareas domésticas y el cuidado de los niños en el hogar, para que las mujeres no terminen teniendo que hacerlo todo.

Me gustaría que pudiésemos haber anticipado todas las formas en que «Lo personal es político» y «La Ruta a Favor de la Mujer» sería modificadas y mal utilizadas. Al igual que la mayoría de las teorías creadas por las feministas radicales de la Ruta a Favor de la Mujer estas ideas se han modificado, malinterpretado e incluso se han puesto de cabeza y se han utilizado en contra de su intención original y radical. Si bien es necesario que las teorías se encuentren con el mundo real, como todo lo demás, muchas de nosotras hemos aprendido que una vez que abandonan nuestras manos, deben ser defendidas contra el negacionismo y el mal uso.

Lo que sigue es la versión original de «Lo personal es político», tal como se publicó en el memorándum para la antología de 1970, Notas del segundo año: Liberación de la mujer, editada por Shulamith Firestone y Anne Koedt.

Carol Hanisch

1 «Women are messed over, not messed up» es la traducción textual usada por la autora.

Para este texto, quiero acercarme bastante a un aspecto del debate de la izquierda del que se habla comúnmente, concretamente, de la «terapia» en contraposición a «terapia y política». Otro nombre para referirse a ello es «lo personal» en contraposición a «lo político» y sospecho que tiene otros nombres, ya que se ha desarrollado en todo el país. Todavía no he podido visitar el grupo de Nueva Orleans, pero he estado participando en grupos en Nueva York y Gainesville durante más de un año. Ambos grupos han sido llamados de «terapia» y grupos «personales» por mujeres que se consideran «más políticas». Por lo tanto, debo hablar sobre los llamados grupos de terapia desde mi propia experiencia.

La misma palabra «terapia» es obviamente un nombre inapropiado si se lleva a su conclusión lógica. La terapia supone que alguien está enfermo y que existe una cura, por ejemplo, una solución que es personal. Para empezar, me ofende en demasía que se piense que yo o que cualquier otra mujer necesitamos terapia. ¡A las mujeres nos joden, no es que estemos jodidas! Necesitamos cambiar las condiciones objetivas, no ajustarnos a ellas. La terapia significa ajustarte a tu mala alternativa personal.

No hemos hecho mucho tratando de resolver los problemas personales inmediatos de las mujeres en el grupo. En su mayoría, hemos seleccionado los temas por dos métodos: en un grupo pequeño es posible que nos turnemos para hacer preguntas en la reunión (por ejemplo, ¿Qué preferías; una niña o un niño o sin hijos/hijas, y por qué? ¿Qué pasa en tu relación si tu pareja hombre gana más dinero que tú? ¿y menos que tú?). Luego vamos por la sala respondiendo las preguntas desde nuestras experiencias personales. Todo el mundo habla de esa manera. Al final de la reunión, tratamos de resumir y generalizar lo que se ha dicho y hacer conexiones.

Creo que en este punto, y tal vez durante mucho tiempo en el futuro, estas sesiones analíticas son una forma de acción política. No asisto a estas sesiones porque necesito o quiero hablar sobre mis «problemas personales». De hecho, preferiría no hacerlo. Como mujer en acción, me han presionado para ser fuerte, abnegada, preocupada por los demás, sacrificada y, en general, bastante en control de mi propia vida. Admitir los problemas en mi vida es ser considerada débil. Así que quiero ser una mujer fuerte, en los términos del movimiento, y no tener que admitir que tengo problemas reales a los que no puedo encontrarles una solución personal (a excepción de aquellos relacionados directamente con el sistema capitalista). En este punto, es una acción política decir las cosas tal como son, decir lo que realmente creo de mi vida en lugar de lo que siempre se me ha dicho que diga.

Entonces, la razón por la que participo en estas reuniones no es para resolver ningún problema personal. Una de las primeras cosas que descubrimos en estos grupos es que los problemas personales son problemas políticos. No hay soluciones personales en este momento. Sólo hay acción colectiva para una solución colectiva. Fui y sigo asistiendo a estas reuniones porque he logrado un entendimiento político gracias a ellas lo que todas mis lecturas, todas mis «discusiones políticas», todas mis «acciones políticas», todos mis cuatro años en el movimiento nunca me dieron. Me he visto obligada a quitarme las gafas de color rosa y enfrentar la terrible verdad sobre lo sombría que es mi vida como mujer. Estoy obteniendo una comprensión profunda de todo, en oposición a la comprensión esotérica e intelectual y la nobleza de los sentimientos que tuve en las luchas de «otras personas».

Esto no significa negar que estas sesiones tienen al menos dos aspectos terapéuticos. Prefiero llamar a este aspecto «terapia política» en vez de terapia personal. Lo más importante es deshacerse de la culpabilidad. ¿Te imaginas lo que sucedería si las mujeres, los negros y los trabajadores (mi definición de trabajador es cualquier persona que tenga que trabajar para vivir a diferencia de aquellos que no trabajan. Todas las mujeres son trabajadoras) dejáramos de culparnos por nuestras tristes situaciones? Me parece que todo el país necesita este tipo de terapia política. Eso es lo que hace el Movimiento Negro a su manera. Lo haremos en el nuestro. Solo estamos empezando a dejar de culparnos a nosotras mismas. También sentimos que estamos pensando por nosotras mismas por primera vez en nuestras vidas. Como dice la caricatura de Lilith: «Estoy cambiando. Mi mente está haciendo músculo”. Aquellos que creen que Marx, Lenin, Engels, Mao y Ho tienen la única y última“ buena palabra ”sobre el tema y que las mujeres no tienen nada más que agregar, por supuesto, encontrarán estos grupos una pérdida de tiempo.

Los grupos en los que he estado tampoco se han metido en «estilos de vida alternativos» o lo que signifique ser una mujer «liberada». Llegamos pronto a la conclusión de que todas las opciones de soluciones son malas en las condiciones actuales. Ya sea que vivamos con o sin un hombre, en comunidad o en pareja o solas, estemos casadas o solteras, vivamos con otras mujeres, busquemos amor libre, celibato o lesbianismo, o cualquier combinación, solo hay cosas buenas y malas en cada mala situación. No hay un camino “más liberado”; sólo hay malas alternativas.

Esto es parte de una de las teorías más importantes que estamos comenzando a articular. Lo llamamos «la ruta a favor de la mujer». Lo que dice básicamente es que las mujeres son realmente personas limpias. Las cosas malas que se dicen acerca de nosotras como mujeres son tanto mitos (las mujeres son estúpidas), como tácticas que las mujeres usan para luchar de manera individual (las mujeres son unas perras) o son cosas que queremos llevar a la nueva sociedad y queremos que los hombres también compartan (las mujeres son sensibles, emocionales). Las mujeres como personas oprimidas actúan por necesidad (actúan como tontas en presencia de hombres), no por elección. Las mujeres han desarrollado excelentes técnicas que barajan para su propia supervivencia (se ven bonitas y se ríen para conseguir o conservar un trabajo o un hombre) que debe usar cuando sea necesario hasta que el poder de la unión pueda suplirlas. Las mujeres somos inteligentes para no pelear solas (al igual que los negros y los trabajadores). No es peor estar en casa que en la lucha por la supervivencia en el mundo laboral. Ambas son malas. A las mujeres, al igual que a los negros y a los trabajadores, deben dejar de culparnos de nuestras «fallas».

Nos llevó unos diez meses llegar al punto en que pudiéramos articular estas cosas y relacionarlas con las vidas de todas las mujeres. Fue importante desde el punto de vista de qué tipo de acción haríamos a continuación. Cuando nuestro grupo comenzó, por opinión de la mayoría, habríamos de estar en las calles manifestándonos contra el matrimonio, contra tener hijos, por el amor libre, contra las mujeres que usaban maquillaje, contra las amas de casa, por la igualdad sin el reconocimiento de las diferencias biológicas, y dios sabe qué mas. Ahora vemos todas estas cosas como lo que llamamos «solucionario personal». Muchas de las acciones tomadas por los grupos de «acción» han ido en la misma línea. Las mujeres que hicieron las cosas anti-mujeres en el concurso de Miss América fueron las que llamaban a la acción sin teoría. Las miembros de un grupo quieren establecer una guardería privada sin un análisis real de lo que se podría hacer para que las niñas vivan en mejores condiciones, y mucho menos cualquier análisis de cómo ese centro aceleraría la revolución.

Eso no quiere decir, por supuesto, que no debamos actuar. Debe haber algunas muy buenas razones por las cuales las mujeres en el grupo no quieran hacer nada en este momento. Una razón que yo a menudo tengo es que esto es tan importante para mí que quiero estar muy segura de que lo estamos haciendo de la mejor manera en la que sepamos que es posible hacerlo, y que es la acción «correcta» de la que sentirme segura. Me niego a salir y «producir» para el Movimiento. Tuvimos muchos conflictos en nuestro grupo de Nueva York sobre si actuar o no. Cuando se propuso la protesta de Miss América, no hubo ninguna cuestión más allá de que queríamos hacerla. Creo que fue porque todas vimos cómo se relacionaba con nuestras vidas. Sentimos que fue una buena acción. Había cosas mal con la acción, pero la idea básica estaba allí.

Esta ha sido mi experiencia en grupos que están acusados de ser «terapia» o «personales». Tal vez ciertos grupos pueden estar intentando hacer terapia. Tal vez la respuesta no sea dejar de lado el método de análisis de experiencias personales a favor de una acción inmediata, sino averiguar qué se puede hacer para que funcione. Algunas de nosotras empezamos a escribir un manual sobre esto alguna vez y nunca pasamos del borrador. Estamos trabajando en ello nuevamente, y esperamos tenerlo disponible en un mes a más tardar.

Es cierto que todas debemos aprender cómo sacar mejores conclusiones de las experiencias y sentimientos de los que hablamos y cómo establecer todo tipo de conexiones entre ellas. Algunas de nosotras no hemos hecho un buen trabajo comunicándolas a otras.

Una cosa más: creo que debemos escuchar lo que las mujeres supuestamente apolíticas tienen que decir, no para que podamos hacer un mejor trabajo organizándolas, sino porque juntas somos un movimiento de masas. Creo que las que trabajamos a tiempo completo en el Movimiento tendemos a ser muy cuadradas. Lo que está sucediendo ahora es que cuando las mujeres que no están en el Movimiento están en desacuerdo con nosotras, asumimos que es porque son «apolíticas», no porque podría haber algún problema con nuestro pensamiento. Las mujeres han abandonado el movimiento en tropel. Las razones obvias son que estamos cansadas de ser esclavas sexuales y de hacer trabajos de mierda para los hombres cuya hipocresía es tan descarada desde su postura política de liberación para todos (los demás). Pero realmente hay mucho más en ello que eso. No puedo articularlo todavía. Creo que las mujeres «apolíticas» no están en el movimiento por muy buenas razones, y mientras digamos «tienes que pensar como nosotras y vivir como nosotras para unirte al círculo encantado» fracasaremos. Lo que estoy tratando de decir es que hay cosas en la conciencia de las mujeres «apolíticas» (las encuentro muy políticas) que son tan válidas como cualquier conciencia política que creamos que tenemos. Debemos averiguar por qué muchas mujeres no quieren actuar. Tal vez haya algo mal con la acción o con la razón por la que estamos haciendo la acción o tal vez el análisis de por qué la acción es necesaria no está lo suficientemente clara en nuestra mente.

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Una respuesta a “Lo que es personal es político

  1. Vaya pila de basura que viene de una femitard que vive de un puesto de chocolate para la ciudad de a México.
    Ideas anquilosadas de los 60’s con autores ya anteriormente refutados y una patética retórica a modo para buscar una superioridad moral de un cúmulo de huecas e influenciables mujeres que ven en su movimiento un sentido de pertenencia producto del miedo a una realidad absurda de la cual personas como tú, Dana, sales beneficiada.
    Das asco.

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