Este post es el segundo de una serie de post de machismo sobre la movilidad, escritos con el único objetivo de generar reflexiones e iniciar discusiones alrededor del tema.
El Disclaimer (o un glosario básico para entendernos)
El sistema machista heteropatriarcal es un sistema que nos oprime a todxs y que reproducimos todxs, pero que no nos beneficia a todxs por igual. Beneficia a un tipo de persona de manera muy particular.
Ahora, van unos conceptos básicos con la esperanza de que empecemos esta TAN necesaria discusión en la movilidad en México. Demos inicio diciendo que el sistema machista heteropatriarcal se sostiene y se acompaña por el capitalismo, por lo que serán aquellos con poder adquisitivo en parte quienes detenten el poder y que nuestras diferencias económicas alimentan nuestras diferencias de género. El poder hegémonico mundial lo ostentan, sí, hombres (y de preferencia blancos) hegemónico. Empezaré este post con unos términos básicos para entender cómo funciona esto del «Sistema Machista Heteropatriarcal» (según la RAE y Wikipedia):
Sistema: Del lat. tardío systēma, y este del gr. σύστημα sýstēma. 1. m. Conjunto de reglas o principios sobre una materia racionalmente enlazados entre sí. 2. m. Conjunto de cosas que relacionadas entre sí ordenadamente contribuyen a determinado objeto. 3. m. Biol. Conjunto de órganos que intervienen en alguna de las principales funciones vegetativas. Sistema nervioso. 4. m. Ling. Conjunto estructurado de unidades relacionadas entre sí que se definen por oposición; p. ej., la lengua o los distintos componentes de la descripción lingüística.
Machismo: es una ideología que engloba el conjunto de actitudes, conductas, prácticas sociales y creencias destinadas a promover la negación de la mujer como sujeto indiferentemente de la cultura, tradición, folclore o contexto. Para referirse a tal negación del sujeto, existen distintas variantes que dependen del ámbito que se refiera, algunos son familiares (estructuras familiares patriarcales, es decir dominación masculina), sexuales (promoción de la inferioridad de la sexualidad femenina como sujeto pasivo o negación del deseo femenino), económicas (infravaloración de la actividad laboral, trabajadoras de segunda fila), legislativas (no representación de la mujer en las leyes y por tanto, no legitimación de su condición de ciudadanas, leyes que no promuevan la protección de la mujer ni sus necesidades), intelectuales (inferioridad en inteligencia, en capacidad matemática, en capacidad objetiva, en lógica, en análisis y tratada como astucia, maldad, subjetiva, poco coeficiente intelectual), anatómicas (poca importancia al parto, poco papel en la reproductividad biológica), lingüísticas (no representación de la mujer en el lenguaje), históricas (ocultación de mujeres importantes dentro de la historia de la humanidad), culturales (representación de la mujer en los medios de comunicación como un cuerpo haciendo de ella misma un objeto en vez de un ser humano, espectaculación), académicas (poca importancia a estudios de género, no reconocimiento de la importancia del tocado feminismo), etc.
Heteropatriarcado: El heteropatriarcado (acrónimo de hetero[sexualidad] y patriarcado) es un sistema sociopolítico en el que el género masculino y la heterosexualidad tienen supremacía sobre otros géneros y sobre otras orientaciones sexuales
Entendiendo el sistema machista heteropatriarcal podemos también entender los sesgos que nos genera el haber crecido bajo este sistema que nos educó a todos (digamos que es por estos sesgos que les es difícil a muchas personas ver que no porque esto sea lo «normal» significa que esté bien).
A lo que te truje Chencha: la representación
Para entender cómo funciona el patriarcado y cómo lo reproducimos tenemos que entender que el heteropatriarcado se genera desde lo más básico y simbólico: el lenguaje, por ejemplo (en donde hablamos en plural siempre en masculino) o desde el humor (como una forma de control social que aprendemos desde que somos pequeños gracias al statu quo). No ahondaré en estos temas pero creo que es importante que hablemos de ellos: ¿Cómo desde nuestros grupos de trabajo contribuimos con el humor y con el lenguaje al machismo que subyace en todos los lugares de nuestro quehacer? Es importante que hablemos de ello, de las canciones que escuchamos, de los chistes que hacemos, de cómo hablamos cuando hablamos.
Al igual que estas dos formas básicas e imperceptibles, hay otro problema que también nos atañe: analizar que quienes ocupan los puestos de toma de decisión, los de liderazgo, los de los espacios que se llevan los micrófonos… son los hombres. Históricamente ha sido así en todos los ámbitos del desarrollo humano (las artes, la ciencia, la política…), sería muy ingenuo creer que desde la movilidad no reproducimos estas formas cuando (y leyendo el disclaimer inicial) todxs reproducimos de alguna u otra manera este sistema.
Repasemos, entonces, cómo también en #LxsDeLaMovilidad reproducimos este sistema mediante la representación en nuestros espacios de trabajo.
En la planeación de la ciudad
¿Cuántos de los funcionarios de primer nivel son mujeres (presidentx, gobernadorxs, secretarixs de estado)? No llegan ni al 20%.En México ni siendo «democracia» ni antes de serlo, hemos tenido una sola presidenta mujer. Fue hasta 1975 que tuvimos una mujer gobernadora (Colima con Griselda Alvarez), tendrían que pasar 8 años para tener otra mujer gobernadora (Beatriz Paredes por Tlaxcala), despues vendría Dulce María Sauri en 1991 en Yucatán; la cuarta sería interina, Rosario Robles en el hoy extinto Distrito Federal. En total, en México hemos tenido sólo 7 gobernadoras. A nivel nacional, según el INEGI, existen 891 titulares de gobierno estatal, de los cuales sólo el 17% son mujeres.
Ahora, ¿Cuántas secretarías de Movilidad existen? Según mi conteo son siete: Colima, Hidalgo, Puebla, EdoMex, Hidalgo, Jalisco, Morelos. Las demás son secretarías que mezclan obras, infraestructura y transporte (quizá en algún otro post podremos hablar de por qué es importante que la «Movilidad» sea tomada de manera seria y real por los organigramas gubernamentales). En fechas pasadas, sin embargo, el World Resources Institute México realizó diversos encuentros entre autoridades nacionales de movilidad y transporte y, ¿saben cuántas titulares mujeres hay? Una: Gisela Méndez (Colima).

Si hacemos el cálculo de cuántas mujeres titulares en secretarías de movilidad, transporte, infraestructura, obras públicas hay, les auguro que encontrarán ciertas sorpresas (o no): las mujeres no somos, ya no digamos «mayoría», no somos ni la mitad, no llegamos ni al 10%. Si la representación en la función pública es un problema, la representación de las mujeres en la toma de decisiones es aún peor y, cuando entramos al mundo del transporte y la movilidad, el problema se agudiza ya que este sector se asocia, históricamente, con hombres. Otro ejemplo yace en los Institutos Municipales de Planeación, mejor conocidos como IMPLANes; de los 52 IMPLANES registrados en la Asociación Mexicana de Institutos Municipales de Planeación (IMIMP), sólo 13 de las direcciones son lideradas por mujeres, es decir, sólo el 25%. Recordemos que los IMPLANes fungen como organismos públicos descentralizados de las administraciones municipales, que sirven como actores neutrales (y necesarios) para los municipios en materia de planeación y ordenamiento, ¿no es importante entonces que las mujeres y nuestras visiones estén también representados allí?
Al día de hoy tenemos algunas mujeres que resultan piezas clave en la función pública: la antes mencionada Gisela Méndez, Laura Ballesteros (Subsecretaria de Planeación en la Secretaría de Movilidad de la CDMX) y Mariana Orozco en la Secretaría de Desarrollo Urbano, Agrario y Territorial (a nivel federal). Olvido, por supuesto, a mujeres que trabajan ya en niveles jerárquicos debajo de estos (Estados y a nivel Federal) y que dentro de los municipios están haciendo cosas importantes.; como por ejemplo, Graciela Amaro como Directora del instituto Municipal de Planeación de León desde hace ya varios años, liderazgo que ha sido clave en esa ciudad para los cambios urbanos (importantísimos) vividos.
Es importante que #LasDeLaMovilidad apostemos (y lo digo a modo de propuesta) a sentarnos, discutir y generar estrategias que nos inserten en los puestos de toma de poder, como lo han hecho las feministas mexicanas desde hace varias décadas en los puestos de la función pública que inciden y afectan a las mujeres como grupo poblacional, como parte de una estrategia de cambio en la política pública. Apuesto (y propongo), también, a que este ascenso sea hecho de manera sororaria y a que cada vez más seamos las mujeres las que colocamos en esos espacios a otras mujeres. Por eso, hacer foros, visibilizar y denunciar es importante; porque nos coloca, junto con otras mujeres, en espacios de interacción, aprendizaje y empoderamiento.
La desigualdad es una realidad que ocurre en lo urbano y que depende del capital, sí, pero que se refleja también en nuestras relaciones de clase, de género, de raza, etc. La mejor manera de combatirlo es colocando en puestos de toma de desiones a personas que no están bien representadas; mujeres, indígenas, etc.
En la vida cotidiana dentro de la ciudad
El Acoso y la Violencia sexual en el transporte y espacio públicos están perfectamente documentados. Son realidades en TODAS las ciudades mexicanas. Estas formas de violencia existen porque es una forma de controlarnos a las personas que nos asumimos mujeres (cis o trans). Es decir, durante siglos, las mujeres permanecimos condenadas a la vida privada; pocas veces las mujeres fuimos parte de lo público. Con el sistema económico y gracias a la liberación femenina (derivada de las olas del feminismo) hoy tenemos que estar en lo público porque somos necesarias no sólo para contribuir a la economía familiar, sino porque muchas veces somos las únicas que lo mantienen, somos el grueso más grande de la economía informal y además, solemos tener un tipo de empleo que sostiene al país, pero que no cuenta con remuneración económica; somos las cuidadoras: cuidamos a los enfermos de la familia, a los niños y niñas y a las personas adultas mayores. Eso nos hace tener que ocupar el espacio público para movernos, pero… el heteropatriarcado nos quiere, de nuevo, en lo privado. Es que sí: nos quieren en lo público, no nos quieren ocupando ni los espacios de poder, ni los de esparcimiento, ni los espacios públicos. Acosarnos, violentarnos y matarnos forma parte de un sistema de control y dominación.
Colocar a las mujeres como hacedoras de la política pública eliminaría sesgos de los que queremos deshacernos a la hora de planificar e implementar cambios urbanos, sesgos que muchas veces pasan inadvertidos para los hombres por ser hombres (porque el ser hombre los hace crecer y vivir bajo ciertas experiencias, creencias y paradigmas muy específicos del ser hombre). En este video se da cuenta de ello:
En lo académico y en la investigación
Tenemos, inevitablemente, que hablar de nuestro acceso a educación en México. Hace apenas 70 años que tenemos acceso a ciertos derechos, por ejemplo, al voto en 1953. La situación cambió gradualmente gracias a la generación de normativas internacionales elaboradas bajo la idea de no discriminar, como la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948), la Convención y Recomendación relativas a la Lucha contra las Discriminaciones en la esfera de la Enseñanza (1960) y la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (1979). Estas normativas sentaron las bases del acceso a las mujeres a empleos, educación y otros derechos.
Las mujeres en México accedieron a educación superior en 1960 (siendo 10 años después que empezaran a incorporarse masivamente a estudios de educación superior). Este ingreso en los 70s sucedió, sobre todo, en estudios asociados con lo femenino: pedagogía, psicología, trabajo social, entre otras. Fue hasta los 80 que comienza la entrada de manera masiva de las mujeres a las licenciaturas y es a finales de los 90 que las licenciaturas sufren un boom cuando las mujeres comienzan a acceder a carreras antes consideradas “masculinas” (el entrecomillado, por supuesto, porque esta idea está basada en nuestros estereotipos de género). Según un estudio, a 2004, la disparidad en las carreras de ingeniería y tecnología era del 31% de las mujeres en la matrícula versus el 69% de los hombres. ¿Qué estamos haciendo en cuestiones educativas para asegurar la entrada de las mujeres a estas carreras?
Pero entonces tendremos que adentrarnos en un terreno más fangoso porque, aunque en términos generales cada vez hay más mujeres en investigación, lo cierto es que seguimos siendo minoría en hacer investigación en ingenierías y ciencias sociales (menos del 40% y un 49% en Ciencias de la Salud).
La propuesta: nos toca preguntarnos y revisar todos los libros de movilidad, transporte, seguridad vial que leemos, revisamos y usamos, ¿cuánta de la bibliografía que uso en mi cotidiano andar está escrita por mujeres? De los estudios/reportes/investigaciones que actualmente se financian desde el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial, las embajadas… ¿cuántos son realizados y coordinados por mujeres? ¿Las mujeres estamos hablando lo suficiente del problema general (transporte, movilidad, seguridad vial, sustentabilidad, cambio climático? ¿Las mujeres estamos hablando, además de ello, del feminismo y con perspectiva de género de estos temas generales o los hombres también se están subiendo en estos temas que nos tocan a nosotras de manera personal? Si son hombres los que están hablando de género, ¿hablan de nuevas masculinidades o de masculinidades tóxicas o terminan hablando de la experiencia del ser mujer (lo que terminaría por anular nuestras voces una vez más)? Éste es un cuestionamiento que nos tenemos que hacer y tenemos que ser crític@s con ello: ¿los hombres están hablando y estudiando los temas, que además, estamos empoderando y trabajando nosotras (y que llevamos décadas trabajando)? Porque esto nos lleva a un tema mucho más profundo y tiene que ver con ese protagonismo histórico del que hablábamos al principio. Porque hay algo importante: los hombres tienen experiencia en SUS masculinidades, no en la experiencia de ser mujer que SÓLO el ser mujer puede dar. Por favor: si eres hombre y te ofrecen armar un estudio del ser mujer, de la experiencia de ser mujer, de cómo viven las mujeres la ciudad, de cómo viven las mujeres la inseguridad: sé riguroso y no lo tomes. Sé un aliado. Cede ese espacio a UNA MUJER, ¿quién mejor que nosotras para entender de la experiencia del ser mujer?
Si los números en investigación nos prueban que la investigación en estos temas es un mundo de hombres, empoderemos mujeres investigadoras, cedamos los espacios, escuchemos.
De los liderazgos en nuestros colectivos y organizaciones
Es fácil hacer un pequeño conteo en nuestras organizaciones: veamos cuántos líderes hombres hay (desde voceros, hasta presidentes y los líderes naturales que siempre van a las entrevistas): de norte a sur, casi siempre son hombres. Volteen a ver a los colectivos ciclistas: verán que no les miento. Hace algunos años, Bicired hizo este conteo desde la Comisión de Género y los resultados fueron contundentes y así como creemos y cacareamos cifras para hablar de temas como la seguridad vial, las cifras en este caso existen.
No quiero decirles que en la Liga Peatonal estamos completamente deconstruidas, porque eso no existe, pero… lo estamos intentando. Y si me lo permiten, el que haya dos coordinadoras generales mujeres y además feministas, sienta un precedente en la manera en la que estamos intentando construir el mundo allá afuera: estamos intentando deconstruir desigualdades dentro de nuestra organización, para deconstruirlas también afuera de ella. ¿Que si ha sido fácil? Qué va. Me han dejado de hablar, me han retirado el saludo en la calle, me han eliminado del facebook, me han bloqueado de iniciativas, han intentado callarme a través de mi organización, pero… nadie dijo que sería fácil.
El compromiso (el mío y el de la organización que ayudo a coordinar) es el de «deconstruir dentro para deconstruir afuera también». Nos toca lograr que sean las mujeres las que lideren y las que hablen, y no «empoderar» sólo con la palabra sino generar las capacidades que se necesitan para estar en esos puestos: hablar con medios, dar entrevistas, coordinar actividades… para todo ello existen capacitaciones y las mujeres que estamos en ciertos puestos de poder podemos contribuir a esa construcción de capacidades. Nos toca generar balances: que más del 50% de los espacios de toma de decisiones sean de mujeres, no vale la excusa de «es que nunca vienen las mujeres a mis eventos»; ¿qué estamos haciendo para que vayan, para que estén ahí?
Va otra que es básica: ¡no subirse a paneles donde sólo hay hombres! Amigos: por favor, ¡NO LO HAGA, COMPA! Nos toca generar balance, tanto cuando somos organizadorxs, como cuando asistimos a eventos. Seamos el cambio que queremos ver allá afuera.
Y sí: también nos toca criticarnos, criticar al otro y criticar mi propia organización. Queridos y queridas que me leen: mejoremos esto juntos.
De las mujeres liderando en ONGs y en la Iniciativa Privada
Hablemos de las Organizaciones NO Gubernamentales grandes en México que actualmente reciben grandes fondeos y fondeo internacional, veamos:
WRI México: Adriana Lobo. ITDP México: Bernardo Baranda. Centro Mario Molina: Mario Molina. El Poder Del Consumidor: Alejandro Calvillo. Instituto Mexicano de Competitividad: Juan Pardinas. CEMDA: María Eugenia de la Fuente.
Y éstas fueron las primeras que se me ocurrieron, pero… pueden anotar las que gusten y entonces darse cuenta como las ONGs grandes también están, en su mayoría (tal y como sucede en los puestos directivos de las empresas en México) liderados por hombres. Toca, además, un análisis profundo de cuántas mujeres hay en los puestos medios y cuántas en los puestos bajos. Verán que hay más mujeres en los puestos bajos que en los puestos medios y que en puestos medios y altos, dominan los hombres. En serio. Hagan la prueba y me cuentan (en comentarios). No basta con que las mujeres seamos mayoría en una organización; necesitamos estar también en los puestos de toma de decisión y hacer balances con los hombres en puestos directivos.
Ahora, hablemos de la iniciativa privada en temas de transporte y para ello, sólo les dejaré esta foto del Congreso de Movilidad y Transporte 2017 organizado por la Asociación Mexicana de Transporte y Movilidad, uno de los eventos más grandes en el tema del país y que reúne a transportistas, concesionarios, empresas de transporte y armadoras.

Sin palabras, ¿no?
En reuniones, asambleas y proyectos: los micromachismos invisibles que reproducimos en nuestros espacios
Hay muchas cosas que puedes cambiar en tu día a día (porque cambiar a las mujeres en puestos de toma de decisión puede ser algo que no está en tus manos); pregúntate, por ejemplo, cuántas veces interrumpes a tus compañeras o cuántas veces sientes que sabes más que ella (ignorando el hecho de que ella sea experta en el tema a tratar o lo haya estudiado de manera profesional).
Haz un experimento muy sencillo: en tus reuniones de trabajo analiza y mide cuánto más hablan los hombres y cuánto las mujeres; así, con segundero en mano. Los estudios al respecto te sorprenderán. Sí, las manterrupciones son un fenómeno conocido y documentado y sí, los estudios en el ámbito de las organizaciones han probado que en las reuniones de trabajo son los hombres los que acaparan el tiempo para hablar.
Haz otro experimento muy sencillo y pregúntate cuántas veces has hecho lo que dice esta pequeña infografía:
Éste es un fenómeno que se encuentra oculto tras muchas capas: las mujeres, desde niñas aprendemos a que está socialmente menos aceptado hablar de nosotras mismas o presumir nuestros logros; por lo tanto al llegar a espacios de trabajo, entre que hablamos menos y, además, se nos escucha menos (socialmente está bien visto que los hombres presuman sus logros y de su quehacer) las mujeres resultamos invisibilizadas UNA VEZ MAS.
Resulta interesante entender cómo es que mujeres y hombres interactuamos y cómo podemos romper ciertas barreras (como que la mayor parte de las mujeres en una organización socialicen menos, por ejemplo).
Romper barreras, cambiar las cosas
Si bien este texto no pretende ser la panacea ni la solución, sí pretende generar reflexiones en nuestros espacios de trabajo. Además, será una serie con diversas reflexiones de la violencia que vivimos y reproducimos en la Movilidad en México. Mi afán es discutir y compartir.
La representación en estos espacios es IMPORTANTÍSIMA porque genera no sólo otras visiones y la eliminación de sesgos, sino que también es motivación para niñas y mujeres jóvenes. Ellas también pueden planear la ciudad, ellas también pueden ser partícipes en el quehacer urbano, nosotras también hacemos ciudad y somos perfectamente capaces de ello.
Considero (casi como mantra) que visibilizar estas cosas no sólo es urgente sino necesario (aunque incomode a algun@s) y que es necesario denunciar las prácticas que nos oprimen y nos violentan. Como cuando se padece alguna adicción: el primer paso es aceptar que tenemos un problema.
Porque sí, aunque a algunos les cueste aceptarlo -porque los toca en lo más profundo de comportamientos que no están dispuestos a aceptar y mucho menos a dejar de hacer-, tenemos un problema.
Me quedo pensando en cómo criar a mis dos hijos siendo aliados del feminismo… Si yo misma me callo cuando ellos hablan 😦
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¡Bravo! Me hiciste reflexionar bastante. Cuánta razón que este mundo esté dominado por hombres. Gracias por tu trabajo, que esto llegue a muchos hombres.
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